Archive for septiembre 2006

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Preciosa y el Aire

21 septiembre, 2006
A Dámaso Alonso

Su luna de pergamino 
Preciosa tocando viene
por un anfibio sendero
de cristales y laureles.

El silencio sin estrellas, 
huyendo del sonsonete,
cae donde el mar bate y canta 
su noche llena de peces.
En los picos de la sierra
los carabineros duermen 
guardando las blancas torres 
donde viven los ingleses.


Y los gitanos del agua 
levantan por distraerse
glorietas de caracolas
y ramas de pino verde. 

Su luna de pergamino
Preciosa tocando viene.
Al verla se ha levantado 
el viento que nunca duerme. 

San Cristobalón desnudo, 
lleno de lenguas celestes, 
mira a la niña tocando 
una dulce gaita ausente. 
-Niña, deja que levante 
tu vestido para verte. 
Abre en mis dedos antiguos 
la rosa azul de tu vientre.

Preciosa tira el panadero
y corre sin detenerse.
El viento-hombrón la persigue
con una espada caliente.

Frunce su rumor el mar.
Los olivos palidecen.
Cantan las flautas de umbría
y el liso gong de nieve.

¡Preciosa, corre, Preciosa,
que te coge el viento verde!
¡Preciosa, corre, Preciosa!
¡Miralo por dónde viene!

Sátiro de estrellas bajas
con sus lenguas relucientes.

Preciosa, llena de miedo, 
entra en la casa que tiene, 
mas arriba de los pinos, 
el consul de los ingleses.

Asustados por los gritos
tres carabineros vienen,
sus negras capas ceñidas
y los gorros en las sienes.

El inglés da a la gitana
un vaso de tibia leche,
y una copa de ginebra
que Preciosa no se bebe.

Y mientras cuenta, llorando, 
su aventura a aquella gente,
en las tejas de pizarra
el viento furioso muerde.

 
-Federico García Lorca-
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Botella al Mar

15 septiembre, 2006
Pongo estos seis versos en mi botella al mar

con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.

 
      – Felicidades Benedetti –
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Canción de Gabriela

5 septiembre, 2006
Para Mia y Abo, ellos también son clavo y canela (o tal vez mate y azahar):
 
 
¿Qué has hecho, oh, Sultán! con mi niña feliz?
 
Le he dado un palacio real y un trono de piedras preciosas.
Zapatos de oro salpicados de esmeraldas y rubies,
amatistas para sus dedos,
vestidos engalanados de diamantes.
Esclavas para servirla,
un sitio bajo mi dosel
y reina la he llamado.
 
¿Qué has hecho, oh, Sultán! con mi alegre niña?
 
Ella solo quería la sabana para recoger flores silvestres.
Solo quería un espejo de cristal, para mirarse.
Ella solo quería el calor del sol, para vivir.
Solo quería un claro de luna de plata para descansar.
Ella solo quería el amor de los hombres, para saber amar.
 
¿Qué has hecho, oh, Sultán! con mi niña, tan feliz?
 
He llevado a tu querida niña alegre al baile real, vestida de reina.
Ha hablado con las princesas, conversado con los sabios, bailado danzas extranjeras.
Ha bebido el vino más caro y saboreado las frutas de Europa.
Del Rey ha alcanzado los brazos, aun, incluso, más reina.
 
¿Qué has hecho, oh, Sultán! con mi niña alegre?
 
Que recobre sus fogones,
su jardín de guayabas,
sus danzas tradicionales,
su vestido de algodón,
sus humildes sanadalias verdes,
sus pensamientos inocentes,
su risa libre y sincera,
su infancia perdida,
sus suspiros en la cama
y su pasión por amar.
¿Por qué querer transfomarla?
 
Así es la canción de Gabriela
hecha de clavo y canela.
 
*Jorge Amado*