Archive for octubre 2006

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Avanti!!!

11 octubre, 2006
Mia, siempre me aporta algo digno de decir

Si te postran diez veces te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas …
No han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
Se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se rompen las garras de la suerte …

¡todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de la muerte!

Pedro Bonifacio Palacios
(Almafuerte)

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DÍA MUNDIAL CONTRA LA PENA DE MUERTE

10 octubre, 2006
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Mate

3 octubre, 2006
Para desechar la pena de la vida en el combate
 no hay nada mejor que un mate
 
 

Nosotros también tuvimos nuesto Adán criollo, a quien Dios, de una costilla le formó una Eva que le presentó como compañera. Luego de la china le trajo el pingo, para la lidia del trabajo y de la diversión, del paseo o de las carreras. El pingo no se presta, como la guitarra, que también le regaló, para endulzar los pesares, para esayar estilos, tristes y vidalitas, donde volcar la poesía de su alma.

Más adelante, para defenderlo de la intemperie, le construyó el rancho en cuyos horconesse colgaría una rústica cama y en cuyo fogón se asaría el churrasco para alimentarse. Después le trajo el perro vigilante, y la alondra matinal de la calandria autóctona para, en la aurora, despertarlo con su música desde la enramada.
Y el hombre con todos esos tesoros aún parecía no estar contento y Dios le preguntó:
-¿Qué te falta?
Y el paisano le contestó, filosofando:
-Todo pasa, tata Dios, menos el dolor… Mi mujer se pude ir con otro; habrá momentos en los cuales no tendré ganas de cantar; cuando sea viejo no montaré el pingo; el hijo hará rancho aparte; se puede alzar el perro; caerse la casa… Y a mí no me restaría un compañero. Un compañero para contarle despacito las penas, las tristezas de la vida; que me haga sentir su caliente mano de varón y que sea callado y fiel…

Entonces Dios le regaló el mate amargo.

Adolfo Montiel Ballesteros